lunes, 29 de octubre de 2012

La semiosfera del espacio público-privado


          

            Para aproximarse al estudio del espacio público-privado se deben establecer una serie de conceptos que permitan crear un marco teórico y metodológico con el propósito de comprender de una manera más eficiente la relación de los signos en lo privado y lo público para reconocer las conexiones que entre ellos existen y que pueden llegar a poseer con otros signos que provengan del exterior, desde la comunidad o desde la sociedad misma.
            Una de las definiciones de semiología que se adoptan en esta investigación es la expuesta por Pierre Guiraud, que realiza una primera distinción entre los conceptos de semiología, (como la ciencia que estudia los sistemas de signos no lingüísticos), y la semiótica, (como la doctrina lógica y formal de los signos). Desarrollado ampliamente el primer concepto de semiología por el estructuralismo de Saussure, se destaca su función social para posteriormente poder sumar  la función lógica de la semiótica creando un estrecho vínculo. Para igualar parámetros, se complementará esta idea con la que plantea Yuri Lotman:

Se puede considerar el universo semiótico como un conjunto de distintos textos y de lenguajes cerrados unos con respecto a los otros. Entonces todo el edificio tendrá el aspecto de estar constituido de distintos ladrillitos. Sin embargo, parece más fructífero el acercamiento contrario: todo el espacio semiótico puede ser considerado como un mecanismo único (si no como un organismo). Entonces resulta primario no uno u otro ladrillito, sino el «gran sistema», denominado semiosfera. La semiosfera es el espacio semiótico fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiosis.” (Lotman, 1998)

            Una concepción sobre el signo puede ser la que la comprende como un estimulo, una sustancia sensible, cuya imagen mental o significado esta asociado en nuestra mente a la imagen de otro signo (Guiraud, 1972). Para Umberto Eco, concretamente, el signo se utiliza para transmitir una información, para decir, o para indicar a alguien algo que otro conoce y quiere que lo conozcan los demás también. (Eco, 1994, pp.1), también  Guiraud considera a  “el signo como elemento del proceso de comunicación”, y su función consistiría en comunicar ideas por medio de mensajes. (Guiraud, 1972, pp.11) Todo esto se inserta en un proceso de comunicación del tipo: fuente – emisor – canal – mensaje – destinatario. Es además una entidad que forma parte del proceso de significación, esto quiere decir que para el individuo que cohabita con el signo este adquirirá distinta significación mediante distintas abstracciones, que para quien lo observa exteriormente. Pues el signo no representa la totalidad del objeto sino que lo representa desde un determinado punto de vista o con el fin de alguna utilización práctica. (Eco, 1994)
            Según Umberto Eco, el teórico que primero realizó un cambio de paradigma en cuanto a la concepción estructuralista que se tenia del signo y la semiótica, fue Peirce, cuya idea fundamental era que un signo (un significante, una expresión) sólo pueden interpretarlo otros signos. (Eco, 2000) En un espacio público- privado, el sujeto analizado como un signo más, es quien mejor puede analizar los signos que lo rodean en orden a la cantidad de representaciones que puede atribuírseles. Estamos frente a una cadena de posibles definiciones, el sino puede dar a entender mucho más de su significado referencial dependiendo de los diversos contextos y situaciones (Eco, 2000)
            Ante la multiplicidad de interpretaciones que podríamos darle a cada signo presente en un lugar, Eco expresa que todo artificio simbólico en sentido latente es una interpretación, por ende el signo es ya una interpretación, se aleja acá de la concepción clásica de la semiótica estructuralista y formalista, como el análisis lógico de los signos, ya que la memoria del objeto le otorga ya una conexión con los demás signos, pues reemplaza un deseo del dueño. (Eco, 2000)
            Toda imagen es polisémica, (Barthes, 1986, pp34), ya que la imagen implica, en conjunto con sus significantes, una cadena flotante de significados. Por ende el mensaje lingüístico, cargado de valores icónicos, presenta dos funciones en relación a la dualidad del mensaje. Según Barthes existe en la imagen una función de anclaje y otra de relevo. La primera de estas funciones, y la más frecuente, tiene que ver con la fotografía publicitaria. Mientras que la de relevo está presente en el humor grafico y el cómic. Sabemos que ambas funciones, de relevo y de anclaje pueden coexistir en un mismo conjunto icónico, mientras que las letras, el componente quizás más grafico de cualquier análisis de imágenes, presentan una vocación de metamorfosis figurativa. Que se escapa en todas direcciones y constituye insignificante contradictorio, un enantiosema” (Barthes,1986, pp.103) Pues la letra limita (comprime el lenguaje)y a la vez entrega una gran variedad de símbolos (el punto de partida para la constitución de la cosmografía y la iconografía
            Si consideramos a la moda como las maneras de ser propias del grupo y que se traspasan a los individuos en sus formas de vestir, comer, alojarse o divertirse. La moda ha llegado a adquirir una gran importancia en esta sociedad donde la superabundancia de productos de consumo permite que los sujetos se diferencien mostrando cierto estatus económico y cultural. Según Guiraud la moda está compuesta por un doble movimiento centrípeto y centrifugo. Esto quiere decir que el deseo del individuo por identificarse con un grupo provoca la adopción de los signos que lo caracterizan. Pero al tiempo serán abandonados por los miembros que rechazan la identificación, causa de la variabilidad y creatividad de la moda. Para Guiraud la moda, al igual que las diversiones, compensa frustraciones y logra satisfacer los deseos de prestigio y poder.
            Desde que se propuso el termino de iconosfera , por Gilbert Cohen-Séat,, nos explica Goubern que en la sociedad moderna y en la producción de bienes y mercancías se han logrado analizar los nuevos signos que han ido surgiendo, de la mano con nuevas tecnologías y modalidades expresivas. Según Goubern, la iconósfera constituye un ecosistema cultural, que se basa en interacciones dinámicas entre diferentes medios de comunicación y entre éstos y sus audiencias. El concepto de semiosfera, al ser un complemento al original de iconosfera, tratando de añadir lo más contemporáneo en cuanto a tecnología emergente, trata de  designar al ambiente o entorno de signos que envuelven al hombre moderno,

Hemos analizado las distintas categorías signicas en este ensayo, lo que nos ha permitido comprender, así como lo expresa Lotman, que todos estos niveles de la semiosfera, desde el mismo individuo, concebido como un signo más dentro del sistema de signos, conviven en el lugar público- privado, y son puestos uno dentro de los otros  como participantes del diálogo semiótico. (Lotman, 1998) La profundidad diacrónica de la semiosfera se manifiesta en el complejo sistema de la memoria, sin el cual no podrían funcionar. Por esta razón se explica la  necesidad e importancia que posee la narración del individuo en cuanto a la historia de los elementos signicos que componen su semiosfera, aquellos que poseen una regulación interna y una vinculación total y funcional de sus partes.
            Goubern, en relación a la iconosfera, nos presenta el concepto de oculocentrismo, refiriéndose a la cultura y propone que “su centro está localizado en cada aparato perceptivo humano, creando un solapamiento de campos visuales para cada sistema ocular.” (Goubern, 1996)
            El fenómeno de comunicación social que esta presente en un lugar privado significa la relación que existe entre el emisor, y la comunidad, su receptora. Las huellas de pertenencia que se comunican, por ejemplo, la descendencia del sujeto, su historia familiar, su trabajo, su moda, todo lo que transmite su lugar privado son maneras que el individuo utiliza para definirse e identificarse en relación al grupo y la sociedad, poniendo de manifiesto por  lo demás el rol que cada uno deberá a sumir. Podemos apreciar que desde su identidad y sus gustos, en cuanto a moda e ideologías, el dialecto icónico integrado en esta iconosfera están caracterizado por su densidad.



Referencias Bibliográficas

Eco, Humberto. (1994) El proceso sígnico, en el Signo, Bogotá, Labor, (2ª edición), (pp. 21-32)

Goubern, Roman. (1996) ,Constitución de la iconósfera , en Del bisonte a la realidad virtual. La escena y el laberinto, Barcelona, Anagrama, (pp.07-132)

Lotman, Yuri. (1998) Acerca de la semiósfera. En La semiósfera I, Madrid, Cátedra,  (pp.21-42)

Eco, Umberto. (2000) Signos, peces y botones. Apuntes sobre semiótica, filosofía y ciencias humanas en De los espejos y otros ensayos, Barcelona, Lumen, , (pp. 323-357)

Barthes, Roland. (1986). Lo obvio y lo obtuso, Barcelona, Paidós,

Guiraud, Pierre. (1972) .La semiología. Siglo Veintiuno Editores. México,





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