Para
aproximarse al estudio del espacio público-privado se deben establecer una
serie de conceptos que permitan crear un marco teórico y metodológico con el propósito
de comprender de una manera más eficiente la relación de los signos en lo
privado y lo público para reconocer las conexiones que entre ellos existen y
que pueden llegar a poseer con otros signos que provengan del exterior, desde
la comunidad o desde la sociedad misma.
Una
de las definiciones de semiología que se adoptan en esta investigación es la
expuesta por Pierre Guiraud, que realiza una primera distinción entre los conceptos
de semiología, (como la ciencia que estudia los sistemas de signos no
lingüísticos), y la semiótica, (como la doctrina lógica y formal de los signos).
Desarrollado ampliamente el primer concepto de semiología por el
estructuralismo de Saussure, se destaca su función social para posteriormente poder
sumar la función lógica de la semiótica creando
un estrecho vínculo. Para igualar parámetros, se complementará esta idea con la
que plantea Yuri Lotman:
“Se
puede considerar el universo semiótico como un conjunto de distintos textos y
de lenguajes cerrados unos con respecto a los otros. Entonces todo el edificio
tendrá el aspecto de estar constituido de distintos ladrillitos. Sin embargo,
parece más fructífero el acercamiento contrario: todo el espacio semiótico
puede ser considerado como un mecanismo único (si no como un organismo).
Entonces resulta primario no uno u otro ladrillito, sino el «gran sistema»,
denominado semiosfera. La semiosfera es el espacio semiótico fuera del cual es
imposible la existencia misma de la semiosis.” (Lotman, 1998)
Una
concepción sobre el signo puede ser la que la comprende como un estimulo, una sustancia sensible, cuya imagen
mental o significado esta asociado en nuestra mente a la imagen de otro signo
(Guiraud, 1972). Para
Umberto Eco, concretamente, el
signo se utiliza para transmitir una información, para decir, o para indicar a
alguien algo que otro conoce y quiere que lo conozcan los demás también. (Eco,
1994, pp.1), también Guiraud considera a “el signo como elemento del proceso de
comunicación”, y su función consistiría en comunicar ideas por medio de
mensajes. (Guiraud, 1972, pp.11) Todo esto se inserta en un proceso de
comunicación del tipo: fuente – emisor – canal – mensaje – destinatario. Es además
una entidad que forma parte del proceso de significación, esto quiere decir que
para el individuo que cohabita con el signo este adquirirá distinta
significación mediante distintas abstracciones, que para quien lo observa exteriormente.
Pues el signo no representa
la totalidad del objeto sino que lo representa desde un determinado punto de
vista o con el fin de alguna utilización práctica. (Eco, 1994)
Según
Umberto Eco, el teórico que primero realizó un cambio de paradigma en cuanto a
la concepción estructuralista que se tenia del signo y la semiótica, fue
Peirce, cuya idea fundamental era que un signo (un significante, una expresión)
sólo pueden interpretarlo otros signos. (Eco, 2000) En un espacio público-
privado, el sujeto analizado como un signo más, es quien mejor puede analizar
los signos que lo rodean en orden a la cantidad de representaciones que puede atribuírseles.
Estamos frente a una cadena de posibles definiciones, el sino puede dar a
entender mucho más de su significado referencial dependiendo de los diversos
contextos y situaciones (Eco, 2000)
Ante
la multiplicidad de interpretaciones que podríamos darle a cada signo presente en
un lugar, Eco expresa que todo artificio simbólico en sentido latente es una interpretación,
por ende el signo es ya una interpretación, se aleja acá de la concepción clásica
de la semiótica estructuralista y formalista, como el análisis lógico de los
signos, ya que la memoria del objeto le otorga ya una conexión con los demás
signos, pues reemplaza un deseo del dueño. (Eco, 2000)
Toda imagen
es polisémica, (Barthes, 1986, pp34), ya que la imagen implica, en conjunto con
sus significantes, una cadena flotante de significados. Por ende el mensaje lingüístico,
cargado de valores icónicos, presenta dos funciones en relación a la dualidad
del mensaje. Según Barthes existe en la imagen una función de anclaje y otra de
relevo. La primera de estas funciones, y la más frecuente, tiene que ver con la
fotografía publicitaria. Mientras que la de relevo está presente en el humor
grafico y el cómic. Sabemos que ambas funciones, de relevo y de anclaje pueden coexistir
en un mismo conjunto icónico, mientras que las letras, el componente quizás más
grafico de cualquier análisis de imágenes, presentan una vocación de metamorfosis
figurativa. Que se escapa en todas direcciones y constituye insignificante
contradictorio, un enantiosema” (Barthes,1986, pp.103) Pues la letra limita
(comprime el lenguaje)y a la vez entrega una gran variedad de símbolos (el punto
de partida para la constitución de la cosmografía y la iconografía
Si
consideramos a la moda como las maneras de ser propias del grupo y que se
traspasan a los individuos en sus formas de vestir, comer, alojarse o
divertirse. La moda ha llegado a adquirir una gran importancia en esta sociedad
donde la superabundancia de productos de consumo permite que los sujetos se
diferencien mostrando cierto estatus económico y cultural. Según Guiraud la
moda está compuesta por un doble movimiento centrípeto y centrifugo. Esto quiere
decir que el deseo del individuo por identificarse con un grupo provoca la
adopción de los signos que lo caracterizan. Pero al tiempo serán abandonados
por los miembros que rechazan la identificación, causa de la variabilidad y
creatividad de la moda. Para Guiraud la moda, al igual que las diversiones,
compensa frustraciones y logra satisfacer los deseos de prestigio y poder.
Desde
que se propuso el termino de iconosfera , por Gilbert Cohen-Séat,, nos explica
Goubern que en la sociedad moderna y en la producción de bienes y mercancías se
han logrado analizar los nuevos signos que han ido surgiendo, de la mano con
nuevas tecnologías y modalidades expresivas. Según Goubern, la iconósfera
constituye un ecosistema cultural, que se basa en interacciones dinámicas entre
diferentes medios de comunicación y entre éstos y sus audiencias. El concepto de
semiosfera, al ser un complemento al original de iconosfera, tratando de añadir
lo más contemporáneo en cuanto a tecnología emergente, trata de designar
al ambiente o entorno de signos que envuelven al hombre moderno,
Hemos analizado las distintas categorías signicas en
este ensayo, lo que nos ha permitido comprender, así como lo expresa Lotman,
que todos estos niveles de la semiosfera, desde el mismo individuo, concebido
como un signo más dentro del sistema de signos, conviven en el lugar público- privado,
y son puestos uno dentro de los otros como participantes del diálogo semiótico. (Lotman,
1998) La profundidad diacrónica de la semiosfera se manifiesta en el complejo
sistema de la memoria, sin el cual no podrían funcionar. Por esta razón se
explica la necesidad e importancia que
posee la narración del individuo en cuanto a la historia de los elementos signicos
que componen su semiosfera, aquellos que poseen una regulación interna y una vinculación
total y funcional de sus partes.
Goubern, en relación a la iconosfera,
nos presenta el concepto de oculocentrismo, refiriéndose a la cultura y propone
que “su centro está localizado en cada aparato perceptivo humano, creando un
solapamiento de campos visuales para cada sistema ocular.” (Goubern, 1996)
El fenómeno
de comunicación social que esta presente en un lugar privado significa la relación
que existe entre el emisor, y la comunidad, su receptora. Las huellas de
pertenencia que se comunican, por ejemplo, la descendencia del sujeto, su
historia familiar, su trabajo, su moda, todo lo que transmite su lugar privado
son maneras que el individuo utiliza para definirse e identificarse en relación
al grupo y la sociedad, poniendo de manifiesto por lo demás el rol que cada uno deberá a sumir. Podemos apreciar que desde su identidad
y sus gustos, en cuanto a moda e ideologías, el dialecto icónico integrado en
esta iconosfera están caracterizado por su densidad.
Referencias
Bibliográficas
Eco, Humberto. (1994) El
proceso sígnico, en el Signo,
Bogotá, Labor, (2ª edición), (pp. 21-32)
Goubern, Roman. (1996) ,Constitución de la iconósfera , en Del
bisonte a la realidad virtual. La escena y el laberinto, Barcelona,
Anagrama, (pp.07-132)
Lotman, Yuri. (1998) Acerca
de la semiósfera. En La semiósfera I, Madrid, Cátedra, (pp.21-42)
Eco, Umberto. (2000) Signos,
peces y botones. Apuntes sobre semiótica, filosofía y ciencias humanas en De los espejos y otros ensayos,
Barcelona, Lumen, , (pp. 323-357)
Barthes, Roland. (1986). Lo obvio y
lo obtuso, Barcelona, Paidós,
Guiraud, Pierre. (1972) .La semiología.
Siglo Veintiuno Editores. México,
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