“El sexo nos hace hombres o mujeres.
O las dos cosas”
Nacemos bajo ciertos caracteres y particularidades que nos hacen
diferenciarnos entre hombres y mujeres. Al pasar los años formamos una
identidad acorde a normas que se suponen correctas, impuestas por la sociedad.
Este grupo social determinado en el cual nos corresponde pertenecer nos
predestina con un género y una identidad sexual definida. Pero qué sucede con
casos tales como lo propuesto por “XXY”, en el cual se nos muestra la
historia de un individuo que desarrolla ambos sexos y a quien se torna muy
difícil tratar de definir genéricamente dentro de estos parámetros sociales.
Se nos ha asignado un sexo que a través del proceso de la socialización
nos provee de pautas culturales y sociales correspondientes a cada “identidad
sexual”. Por consiguiente “la forma de ser mujer y hombre y de vivir la
sexualidad son moldeadas por lo que cada cultura espera de ellos” (Silvia
Lamadrid, 1996, pág 15). Entonces no existe un patrón único para cada sexo ya
que varia de cultura en cultura, como a si mismo, de generación en generación.
El sujeto está asignado al contexto social y temporal de su sociedad.
Un individuo intersexual o transexual es considerado por la sociedad como
un ser “anormal”, o que posee un conflicto de identidad. Por ende ésta trata de
presionarlo en la elección de un sexo. Con relación a esto Lamadrid comenta;
“El hecho de que hay sexos
distintos y se ha de pertenecer a uno de ellos. Esa pertenencia al sexo
masculino o femenino será la base de la identidad de género, ya que el medio
social tratará a esa criatura como perteneciente al género que fue asignado,
entregando todo el bagaje cultural entorno a los significados del ser hombre o
mujer y el tipo de relaciones que podrá establecer con los otros” (Lamadrid,
S.,1996, pág 17)
Pero qué sucede cuando a este sujeto le conceden una vida ya planeada
con la que no se siente acorde, cómo la sociedad remedia los problemas que ha
causado, la cual arbitrariamente decide lo que es “correcto” o adecuado al
contrario de proporcionar otras opciones.
“el reconocimiento de la existencia en los
seres humanos de un estrato o componente de carácter natural y permanente,
ajeno a la libertad individual y a su educación, en el que radica la
diferenciación sexual (esencialismo de la diferencia) o en el que radica una
diferencia o igualdad más básica y fundamental (esencialismo de la igualdad)”
(M. Alejandra Carrasco, 2006, PP 311)
En el caso particular del film “XXY” de Lucía Puenzo, se plantea el caso
del personaje principal (Alex) es un individuo que nace con el síndrome de
Klinefelter, es decir, que posee ambos sexos. Cuyos padres optan por la no
operación, es decir, la no mutilación de sus miembros.
Nos vemos expuestos ante una situación familiar donde no se opta por la
transformación física del individuo pues le otorgan la capacidad de decidir
sobre su propio devenir. Esta situación se opone a las prácticas de
especialistas como John Money quien afirma que “los patrones convencionales de
comportamiento masculino y femenino pueden ser alterados” (Butler, J., 2006,
pág. 96)
Pero si bien el sujeto no fue operado, de todas maneras se le asignó un
género arbitrariamente, incluso Alex fue tratada con hormonas para impedir su
masculinización, hasta encontrar el mejor momento para la operación por las
facilidades que otorga operar de masculino a femenino.
Al igual que la inexistencia de sólo dos géneros, tampoco podemos hablar
de sexos como descripción de conductas, pues existen una serie de
masculinidades y femineidades propias a esta multiplicidad de géneros. Los
conceptos universales de Hombre y Mujer (así con mayúsculas), ya se pueden
afirmar como inexistentes, pues desde la perspectiva de las ciencias sociales
modernas, es decir, la sociológica y antropológica, se han encontrado pruebas y
se han otorgado fundamentos para sentenciar que “la Mujer no existe porque
existen mujeres blancas, negras, indias, pobres, ricas, jóvenes o niñas,
aymaras, quechuas o mapuches” (Araujo, K. y Rogers, F. 2000. pp.60)
De la misma manera, en el caso del Hombre, se sostiene que existen
múltiples masculinidades. Pues ya no es lo mismo hablar del Hombre de
características totalmente etnocentristas. Se cuestiona la existencia de una
única masculinidad, pues nuevas coordenadas socio-históricas están determinando
a los hombres, quienes progresivamente van perdiendo sus características de
género. Esta crisis de la masculinidad tiene relación con la pérdida de
espacios de poder masculino, que ahora son disputados por las mujeres.
Cuando se trabaja interdisciplinariamente con el concepto de género, la
disciplina psicoanalítica considera que desde los estudios del feminismo se
afirma la necesidad de acabar con las inequidades de género. Una transformación
que respeta las diferencias
El psicoanálisis ha sido duramente criticado por considerarse como
subjetivo, es mas fácil confiar en datos médicos que en teorías psicoanalistas,
pero como ya hemos visto es insuficiente y equivoco pensar y creer que la anatomía
nos permite asignar géneros, y no solo por las personas que consideran que sus
genitales no corresponden con su cabeza (cuerpo de hombre mentalidad de mujer,
o viceversa) si no que también por aquellos cuyo cuerpo físicamente presenta
ambos sexos. En casos como el anterior ¿No sería mejor permitir a las personas
autodefinirse?
La
definición de ser hombre o ser mujer se logra a partir de la diferenciación que
existe entre ambos. Cada uno de ellos cumplen roles acorde a su sexo por ejemplo el hombre es
padre, sale a trabajar para mantener la
familia, por el otro lado se encuentra la mujer quien es madre, ama de casa
.Todo estas actividades asignadas a cada sexo son aprendidas durante los
primeros años de vida del niño/a dentro de su entorno familiar, escolar,
etc.
Referencias
Araujo, K. y Rogers,
F. 2000. El Hombre: ¿Existe? En José Olavaria y Rodrigo Parrini (Ed).Primer
Encuentro de Estudios de la Masculinidad. Masculinidad/es. Identidad,
sexualidad y familia. (Pp.59-66. Santiago. FLACSO).
Araujo K. (primavera
2001) Psicoanalisis y Genero, Revista de
la academia, Nº 6, - (pp. 31-37)
Silvia Lamadrid, Soledad Muñoz G.(1996) La
investigación social en sexualidad en Chile .(Pp 15-17).
Judith Buttler (2006) Deshacer el género , (pp 96)
M. Alejandra Carrasco B.(invierno 2006)Estudios
Públicos, revista de humanidades y ciencias sociales,Ensayo: Género y
Humanismo-(pp307-335)
No hay comentarios:
Publicar un comentario