jueves, 25 de octubre de 2012

XXY, dirigida por Lucia Puenzo (2007)


“El sexo nos hace hombres o mujeres.
O las dos cosas”

Co-autores: Ricardo Aqueveque-Marcela Alarcón-Denisse Castillo-Laura Vásquez




Nacemos bajo ciertos caracteres y particularidades que nos hacen diferenciarnos entre hombres y mujeres. Al pasar los años formamos una identidad acorde a normas que se suponen correctas, impuestas por la sociedad. Este grupo social determinado en el cual nos corresponde pertenecer nos predestina con un género y una identidad sexual definida. Pero qué sucede con casos tales como lo propuesto por  “XXY”, en el cual se nos muestra la historia de un individuo que desarrolla ambos sexos y a quien se torna muy difícil tratar de definir genéricamente dentro de estos parámetros sociales.

Se nos ha asignado un sexo que a través del proceso de la socialización nos provee de pautas culturales y sociales correspondientes a cada “identidad sexual”. Por consiguiente “la forma de ser mujer y hombre y de vivir la sexualidad son moldeadas por lo que cada cultura espera de ellos” (Silvia Lamadrid, 1996, pág 15). Entonces no existe un patrón único para cada sexo ya que varia de cultura en cultura, como a si mismo, de generación en generación. El sujeto está asignado al contexto social y temporal de su sociedad.

Un individuo intersexual o transexual es considerado por la sociedad como un ser “anormal”, o que posee un conflicto de identidad. Por ende ésta trata de presionarlo en la elección de un sexo. Con relación a esto Lamadrid comenta;

“El hecho de que hay sexos distintos y se ha de pertenecer a uno de ellos. Esa pertenencia al sexo masculino o femenino será la base de la identidad de género, ya que el medio social tratará a esa criatura como perteneciente al género que fue asignado, entregando todo el bagaje cultural entorno a los significados del ser hombre o mujer y el tipo de relaciones que podrá establecer con los otros” (Lamadrid, S.,1996, pág 17)

Pero qué sucede cuando a este sujeto le conceden una vida ya planeada con la que no se siente acorde, cómo la sociedad remedia los problemas que ha causado, la cual arbitrariamente decide lo que es “correcto” o adecuado al contrario de proporcionar otras opciones.

 “el reconocimiento de la existencia en los seres humanos de un estrato o componente de carácter natural y permanente, ajeno a la libertad individual y a su educación, en el que radica la diferenciación sexual (esencialismo de la diferencia) o en el que radica una diferencia o igualdad más básica y fundamental (esencialismo de la igualdad)” (M. Alejandra Carrasco, 2006, PP 311)

En el caso particular del film “XXY” de Lucía Puenzo, se plantea el caso del personaje principal (Alex) es un individuo que nace con el síndrome de Klinefelter, es decir, que posee ambos sexos. Cuyos padres optan por la no operación, es decir, la no mutilación de sus miembros.

Nos vemos expuestos ante una situación familiar donde no se opta por la transformación física del individuo pues le otorgan la capacidad de decidir sobre su propio devenir. Esta situación se opone a las prácticas de especialistas como John Money quien afirma que “los patrones convencionales de comportamiento masculino y femenino pueden ser alterados” (Butler, J., 2006, pág. 96)

Pero si bien el sujeto no fue operado, de todas maneras se le asignó un género arbitrariamente, incluso Alex fue tratada con hormonas para impedir su masculinización, hasta encontrar el mejor momento para la operación por las facilidades que otorga operar de masculino a femenino.

Al igual que la inexistencia de sólo dos géneros, tampoco podemos hablar de sexos como descripción de conductas, pues existen una serie de masculinidades y femineidades propias a esta multiplicidad de géneros. Los conceptos universales de Hombre y Mujer (así con mayúsculas), ya se pueden afirmar como inexistentes, pues desde la perspectiva de las ciencias sociales modernas, es decir, la sociológica y antropológica, se han encontrado pruebas y se han otorgado fundamentos para sentenciar que “la Mujer no existe porque existen mujeres blancas, negras, indias, pobres, ricas, jóvenes o niñas, aymaras, quechuas o mapuches” (Araujo, K. y Rogers, F. 2000. pp.60)

De la misma manera, en el caso del Hombre, se sostiene que existen múltiples masculinidades. Pues ya no es lo mismo hablar del Hombre de características totalmente etnocentristas. Se cuestiona la existencia de una única masculinidad, pues nuevas coordenadas socio-históricas están determinando a los hombres, quienes progresivamente van perdiendo sus características de género. Esta crisis de la masculinidad tiene relación con la pérdida de espacios de poder masculino, que ahora son disputados por las mujeres.

Cuando se trabaja interdisciplinariamente con el concepto de género, la disciplina psicoanalítica considera que desde los estudios del feminismo se afirma la necesidad de acabar con las inequidades de género. Una transformación que respeta las diferencias

El psicoanálisis ha sido duramente criticado por considerarse como subjetivo, es mas fácil confiar en datos médicos que en teorías psicoanalistas, pero como ya hemos visto es insuficiente y equivoco pensar y creer que la anatomía nos permite asignar géneros, y no solo por las personas que consideran que sus genitales no corresponden con su cabeza (cuerpo de hombre mentalidad de mujer, o viceversa) si no que también por aquellos cuyo cuerpo físicamente presenta ambos sexos. En casos como el anterior ¿No sería mejor permitir a las personas autodefinirse?
           
            La definición de ser hombre o ser mujer se logra a partir de la diferenciación que existe entre ambos. Cada uno de ellos cumplen roles  acorde a su sexo por ejemplo el hombre es padre,  sale a trabajar para mantener la familia, por el otro lado se encuentra la mujer quien es madre, ama de casa .Todo estas actividades asignadas a cada sexo son aprendidas durante los primeros años de vida del niño/a dentro de su entorno familiar, escolar, etc.


          

Referencias 

Araujo, K. y Rogers, F. 2000. El Hombre: ¿Existe? En José Olavaria y Rodrigo Parrini (Ed).Primer Encuentro de Estudios de la Masculinidad. Masculinidad/es. Identidad, sexualidad y familia. (Pp.59-66. Santiago. FLACSO).

Araujo K. (primavera 2001) Psicoanalisis y Genero, Revista de la academia, Nº 6, - (pp. 31-37)

Silvia Lamadrid, Soledad Muñoz G.(1996) La investigación social en sexualidad en Chile .(Pp 15-17).

Judith Buttler (2006) Deshacer el género  , (pp 96)

M. Alejandra Carrasco B.(invierno 2006)Estudios Públicos, revista de humanidades y ciencias sociales,Ensayo: Género y Humanismo-(pp307-335)

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