lunes, 14 de octubre de 2013

EL PROCESO DE HIBRIDACIÓN CULTURAL



En la modernidad se han constituido comunidades mayoritariamente urbanas, donde existiría una amplia oferta simbólica y heterogénea, renovada por la constante interacción de lo local, con redes de comunicación nacionales y transnacionales, modificando los vínculos, por ejemplo, entre lo privado y/o público, diferenciándose cada vez más de las sociedades clásicas, aquellas comunidades que se encontraban dispersas con culturas tradicionales, locales y homogéneas.
Cuando la sociedad posmoderna instaló el modelo neoconservador  como estructura económica por excelencia en la mayor parte del mundo, el consumo se transformó en un factor determinante en la sociedad y en los grupos que se dan dentro de ella. En el caso de los gobiernos latinoamericanos de política neoconservadora, en economía y cultura, se han generado efectos sobre los ciudadanos, volviéndolos clientes, "público consumidor", reestructurándolos, pasando de ser usuarios del espacio público a ser usuarios de las tecnologías electrónicas.
Si bien el uso del espacio público, como uso masivo de la ciudad para la vida política, se ha reducido, se nos presenta constantemente la emergencia de múltiples reivindicaciones ciudadanas, ampliada por el crecimiento cultural que reclama por cambios en la calidad de vida, presentándose un espectro de organismos diversos: movimientos urbanos, étnicos, juveniles, feministas, de consumidores, ecológicos, etcétera, que cuestionan el modelo naturalizado. Por ende, la movilización social, cuya eficacia dependería de la reorganización del espacio público, así como la estructura de la ciudad, se ha fragmentado en procesos cada vez más difíciles de totalizar.
Ante esta situación García-Canclini redefinió la concepción que históricamente se ha tenido  sobre el concepto de consumo, para revalorizarlo como un componente que aportaría a la formación de identidades en las comunidades. Lo mismo hizo con el concepto de hibridación entendido como intercambio cultural, ya que planteó que “no se puede apelar a un tipo de identificación diferenciadora, pues se debería profundizar más en la noción de grupos de pertenencia”, aclarando que ya no sería necesario que la identificación valiese sólo dentro de un grupo cerrado, sino que sería más fácil, en esta sociedad globalizada, sentirse relacionado con otros grupos de otros lugares, ya no determinados por rasgos como la lengua o la cultura nacional, sino por rangos de edad, moda, gustos musicales, rango social, entre otros actores. Pues las hibridaciones no permitirían ya vincular por ejemplo, rígidamente las clases sociales con los estratos culturales. (García-Canclini,
García-Canclini propuso ver los aspectos comunes entre las comunidades, pues en un mundo globalizado y mediatizado, serían las relaciones que se producen entre ellas las que generarían identidad, en el proceso  de la hibridación, pues la apropiación de características de otros grupos consigue que, finalmente, nada sea propio y que todo sea común. Así como el consumo serviría para definir esta integración a grupos más transversales, globalizados, que al seleccionar un determinado objeto va identificando al sujeto con su grupo de pertenencia, los criterios de selección y apropiación tendrían que ver más con la distinción y diferencia que genera una identidad y este ejercicio del sujeto lo transformaría en un ser racional.
De modo que la apropiación múltiple de patrimonios culturales abriría posibilidades originales de experimentación y comunicación, con usos democratizadores, promoviendo la creatividad y la innovación. Se reproducirían además estructuras conocidas que coexistirían revelando que las interacciones de las nuevas tecnologías, con la cultura anterior, generarían un proceso mucho mayor del producido o manejado. El simulacro pasa a ser una categoría central de la cultura. Ya que no sólo se relativiza lo  auténtico, pues quienes viven en lo intermedio, en la frontera, "en la grieta entre dos mundos", deciden asumir todas las identidades disponibles. Es por esto que las hibridaciones propondrían que todas las culturas pueden considerarse de frontera.
Las migraciones multidireccionales son un factor que relativizaría el paradigma binario dualista en el análisis de las relaciones interculturales. La Internacionalización  latinoamericana  se acentuó en las últimas décadas cuando las migraciones no sólo abarcaron a escritores, artistas y políticos exiliados, sino a pobladores de todos los estratos. La deslocalización de los productos simbólicos por la electrónica y la telemática, el uso de satélites y computadoras en la difusión cultural, también impiden seguir viendo los enfrentamientos de  los países periféricos como combates frontales con naciones geográficamente definidas.
Esto quiere decir que la hibridación en este sentido se opondría fundamentalmente a los que asumen las tensiones entre desterritorialización y reterritorialización como procesos de pérdida de la relación “natural” de la cultura con los territorios y relocalizaciones territoriales parciales, de las viejas y nuevas producciones simbólicas. Puesto que los cruces entre lo culto y lo popular volverían obsoleta la representación dualista entre ambas modalidades de desarrollo simbólico, relativizando la oposición entre hegemónicos y subalternos, planteada como conjuntos totalmente distintos y  siempre enfrentados.
Ya que si bien la desigualdad, concepto base entre quienes sostenían la teoría de la dependencia,  se ha mantenido vigente en algunos de sus planteamientos, han surgido en épocas posteriores nuevos procesos, produciendo otras transformaciones económicas y políticas, que están dando una estructura distinta a los conflictos, pues se conjugarían ahora la descentralización de las empresas, la simultaneidad planetaria de la información, y la adecuación de ciertos saberes e imágenes internacionales a los conocimientos y hábitos de cada pueblo.
             Los paradigmas clásicos con que se explicara la dominación serían incapaces para García-Canclini para dar cuenta de la diseminación de los centros, la multipolaridad de las iniciativas sociales o la pluralidad de referencias, ya que “el incremento de procesos de hibridación vuelve evidente que captamos muy poco del poder si sólo registramos los enfrentamientos y las acciones verticales”.


Garcia- Canclini, Nestor (1995) Consumidores y ciudadanos. Grijalbo. Mexico DF

Garcia- Canclini, Nestor  (2001) Culturas Hibridas. Paaidos. Buenos Aires

LA CRÍTICA DE CINE EN EL DIARIO “LA TERCERA” DURANTE EL PERÍODO DE DICTADURA MILITAR CHILENA (1973-1990)


RESUMEN
Mediante la revisión de la crítica de cine publicada en el diario La Tercera, se ha  propuesto que la producción de sus discursos y modalidades debe ser entendida como modos de producir análisis, opiniones y apreciaciones que evidencian el juicio y el gusto del sujeto crítico, lo que supone la capacidad de reflejar a través de ella ciertos modos de ver el cine presentes durante este contexto socio-político.
 Esta investigación por lo tanto se propuso identificar, caracterizar y determinar los textos que permitiesen categorizar los criterios y modos de ver el cine publicados por los críticos en este medio en particular. También se delimitó el objeto de estudio a este periodo de Dictadura ya que se apeló a la posible relación entre la creación cinematográfica y la reflexión crítica presente en este tipo de material, basado en que los juicios sobre cine serían parte de un discurso crítico,considerado como un modo de ver que ha experimentado transformaciones y perfeccionamientos constantes, determinados por el contexto político chileno en diálogo permanente con la cultura cinematográfica (Stange y Salinas, 2011).
El instrumento propuesto para el análisis de datos en este proyecto, fue en base a una herramienta de investigación de matrices que, según los objetivos del proyecto, nos ayudó a desarrollar la muestra, delimitada por criterios de aparición de codificadores. Para reconocer una posible tendencia en el discurso crítico en lo referente a las operaciones particulares o modos de ver de la crítica cinematográfica, se planteó crear la matriz a partir del marco teórico, identificando alusiones  de contexto; producción o propuestas de análisis fílmico, que permitieron aclarar la existencia de juicios estéticos; argumentos de valoración o referencias al contexto socio-histórico de la producción fílmica chilena.
CRÍTICA
El cine entendido como campo cultural, sería aquel donde las dimensiones que lo configuran, determinan las percepciones y concepciones de cada uno de los actores involucrados, delimitando a las películas, así como a la crítica de cine (Bourdieu, 2002). Por ende,aplicado a la crítica desarrollada en los años de Dictadura - por quienes se desenvolvían ya sea a través de una formación periodística o desde la crítica cultural -, se supone la consolidación de una idea preliminar que describe a la función de la crítica de cine en diarios como una mediación entre el film y el público.Ésta tendría variantes que posicionarían al crítico como un formador del público erudito o lector de revistas especializadas, así también como a un crítico-tutor, que orientaría al espectador sin conocimientos, el que por lo general acudiría a los diarios.
Este desarrollo modificó la forma de hacer crítica de cine, ya no sólo informativa o periodística pues la crítica como una práctica cultural ha sido susceptible a las determinaciones ideológicas y teóricas de cada época, influyendo en los modos de comprensión y apreciación cinematográfica de los críticos, (Salinas M. &Stange M., 2011).
Para identificar cuáles eran los modos de ver presentes en la crítica cinematográfica, fue necesario comparar los rasgos y características de los modos de ver de ésta, para entonces reconocer una posible tendencia en el discurso del crítico en lo referente a las operaciones particulares de la crítica. En cuanto a los modos de ver, podemos adelantar que se lograron identificar mayormente elementos narrativos y argumentales de las obras cinematográficas por sobre los estéticos, propios del lenguaje cinematográfico. Predominaron la función orientadora por sobre las tutoras o instructivas, al estar destinada principalmente a informar al público masivo sobre producciones cinematográficas estrenadas periódicamente, al mismo tiempo que  exhibía una visión del cine más ligada al entretenimiento y al espectáculo.
Se ha identificado una regularidad en el trabajo de algunos críticos de cine que desarrollaron de una manera mucho más completa su labor mientras mayor era su conocimiento de la disciplina, que ha dejado señales de un fecundo trabajo crítico donde es posible reconocer variados elementos  presentes en este tipo de textos. Mayormente se han encontrado textos en donde se relacionan adecuadamente los elementos del argumento y el tema de la película, que tienden a influir directamente en la apreciación del receptor público. Configurándose como determinantes los factores que inciden en la estética de la obra criticada, no así el contexto socio-político, que en la mayoría de las veces no es implícito; lo no referenciado se torna una tendencia que logra dar pistas sobre la situación que hegemonizaba la producción cultural en los medios de comunicación, puesto que los datos de producción y de cultura de origen del realizador se presentaron como factores mucho más presentes y relevantes al momento del análisis crítico que las condiciones ambientales del crítico cinematográfico.
Los resultados de la revisión aplicada al diario La Tercera arrojan que a partir de 1975 se establece una columna denominada Crítica de Cine a cargo principalmente de Gladys Pinto. Esta autora se instaló durante 1974-1989 como la más recurrente durante este período, al comprobarse un promedio de 6 criticas mensuales durante este lapso de 15 años.Crítica de cine aparece como una columna enmarcada invariablemente dentro de la sección Espectáculos, junto a noticias de teatro, música, danza, ciclos de cine y televisión pero sin un día fijo de publicación.
La estructura de los textos críticos más recurrente que se ha identificado en la muestra,corresponde a una columna subdividida en cuatro bloques entrelazados. Un primer bloque, por lo general, describe al autor y su trayectoria, citando obras anteriores que evidencian cierto desarrollo temático en sus creaciones. Un segundo bloque sigue regularmente con la descripción de la obra destacando la importancia y renombre de los protagonistas, recordando sus galardones o anteriores apariciones, y la relación de la obra con el contexto en que fue creada y ambientada. Un tercer bloque continúa,habitualmente,con un comentario argumental, describiendo situaciones de la película, y prosigue con una valoración hacia sus intérpretes con comentarios alusivos a su relevancia o aporte a la escena cinematográfica de la época.Un cuarto bloque finalmente, pero menos recurrente,da paso al reconocimiento o recomendación al trabajo del director, invitando a visionar la obra. Del grupo de películas seleccionadas del período 1981-1985 se puede apreciar que existe siempre un juicio de valor explícito por parte de los críticos sobre el filme, cuyo énfasis varía  por el crítico, siendo Gladys Pinto la que intenta dejarlo más en claro para el espectador con expresiones como “EXCELENTE” o “RECOMENDABLE”.
Si bien se ha podido considerar a la crítica cinematográfica como la valoración de una película a través de juicios enmarcados en ciertos criterios, de manera sintética y  con el objetivo de guiar al espectador, existe también otro tipo de textos más teóricos o analíticos como los desarrollados durante el período con el suplemento Cinevisión en el diario La Tercera. Debemos destacar que a partir de los primeros años de la década del 80 se estableció periódicamente todos los fines de semana, ya sea dentro de otro suplemento como “Espectáculos” - que en sus inicios aparecía todos los días sábados -, para luego establecerse en solitario los días domingo como un suplemento independiente. Colaborando constantemente, se repiten los nombres de Sergio Salinas, Héctor Soto y H. Bálic, repartiéndose funciones como la redacción del análisis central sobre la película destacada de la semana, además de la cartelera principal, con pequeñas capsulas de cinco líneas para cada película y por último, instalando las novedades, noticias u homenajes a las figuras más importantes del cine mundial, rankings y retrospectivas sobre cine. Cabe destacar que este suplemento contó desde sus inicios con una página completa, cuyo espacio central siempre estuvo reservado para el comentario de cine.
Se logró identificar mayormente el tipo de critica orientadora por sobre la denominada informativa, ya sea en las columnas de Gladys Pinto como en el suplemento Cinevisión. Estableciendo una oposición entre la pertenencia del texto crítico a un determinado género noticioso e interpretativo, frente al género de opinión presente en las columnas de Cinevisión, desarrollado mayormente por José Román.Se destaca la presencia constante de un análisis cinematográfico dentro de los textos de ambos críticos durante este período. Diversos aspectos del lenguaje cinematográfico como la puesta en escena, el montaje, la fotografía o la banda sonora, sin embargo el aspecto de análisis cinematográfico predominante en las críticas de la muestra de este período específico, corresponde a los elementos estrictamente relacionados a personajes, actuaciones y trama. En la gran mayoría de las críticas se manifiesta la existencia de un proceso de mediación por parte del crítico, entendido como el acto donde éste comparte su experiencia en relación con la película con los demás.
En el período 1986-1989 las columnas de crítica de cine sólo son publicadas en la sección de espectáculos sin un nombre o sección en particular y su aparición es solamente los domingos. El espacio utilizado no sobrepasa la media plana posterior a la sección de  historietas. Las películas tratadas presentan inclinación por obras provenientes de EEUU y de países europeos, pero también hay presencia de algo de cine latinoamericano, destacando producciones de Argentina y Brasil. En cuanto a las temáticas, géneros y estilo de las producciones, ésta también es variada, no se encasilla en un tipo de obra; existe espacio para grandes producciones con enfoque comercial, así también lo hay para obras de carácter más independiente o de menor presupuesto.A partir del año 1987 se retoma la estructura descrita cuando reaparece como sección estable Cinevisión todos los días domingo, con un tamaño atribuido cercano al cuarto de página. A cargo de la sección continúa Gladys Pinto, con películas principalmente provenientes de EEUU, obras de gran presupuesto y alta taquilla en el resto del mundo. A pesar de eso al menos una de las cuatro críticas del mes es sobre algún film de carácter menos comercial, y proviene de algún país distinto a EEUU, ya sea filmes europeos o latinoamericanos. Los contenidos ante los cuales los críticos toman determinadas posturas, permiten reconocer algunos elementos ideológicos de su trabajo,donde la vía del cine comercial- aquella de carácter industrial, norteamericano convencional -, lo “no-artístico”, efectivamente se presenta como mayoría de producción, mientras que la cinematografía local- chilena o latinoamericana -, que aspiraría a poder formarse también en industria está tan ausente como aquel cine de mirada más autoral.
Esta investigación corroboró que, efectivamente, los aspectos narrativos y argumentales de las obras cinematográficas son los que más se destacan en el análisis crítico de los textos de la muestra, poniendo especial énfasis en el desarrollo de personajes, en el funcionamiento de la trama y del drama, superando otros aspectos propios del lenguaje audiovisual como la fotografía, la puesta en escena, el montaje, sólo ocasionalmente citados. No obstante, los elementos se presentan de manera equilibrada, es decir, que junto con los elementos argumentales del texto, la alusión al público y los factores que incidirían en la estética, siempre se manifiestan directamente. No existe  predominancia de los factores argumentales por sobre los sociales, dándonos a entender que se está frente a una crítica “en función de algo”, contextualizada, que funciona como un todo articulado; siendo inútil sin los otros factores, por lo que ningún elemento cobra una importancia desmedida. De esto se puede concluir que la crítica del período de dictadura está destinada a guiar y a dar una referencia a los lectores sobre las películas en cartelera o las que están prontas a estrenarse. También se observó un número menor de películas consideradas por la crítica que no estaban necesariamente destinadas a un público masivo, sino a uno más reducido, cinéfilo, con ciertos conocimientos y búsquedas más avanzadas, aunque la consideración de películas “comerciales” o destinadas a un público masivo, es notoriamente mayor.Por lo tanto, podemos concluir, que las miradas de los críticos eran de tipo dialogante /orientador con rasgos informativos.
Se ha podido establecer, además, cierta correspondencia con el proceso de mediación, como acto comunicante del crítico  y su experiencia frente al objeto, compartiéndolo a los receptores. En esto se reconoce una estrecha relación entre la  obra cinematográfica y el espectador pasivo, que frente a la obra objeto de la crítica logra una posición más coherente sobre los elementos artísticos que componen la obra. El crítico se presenta como decodificador de una guía inicial de “apreciación cinematográfica” para transformar la pasividad en una postura reflexiva, reconociéndose cierta búsqueda de formación cinematográfica.
Cabe mencionar que el camino tomado por esta investigación propuso comprender el modo de ver sólo a través de los textos específicos, presentes en los diarios y así hacerse una idea de los modos de ver el cine de esa época.  De esta manera, colocando el foco en los textos y los críticos, en lugar de “la crítica” misma, se han podido reconocer algunos modos precisos de ver cine en Chile. (Stange y Salinas, 2011)Si bien la crítica cinematográfica presente en estos diarios se instaló como un claro acercamiento al modo de ver el cine y sus películas, en una época compleja para el desarrollo de las artes y la cultura, no se presentó como una actividad cerrada, pues existieron algunos espacios de libertad discursiva que no la aislaron totalmente, aunque social y culturalmente no haya existido mucha correspondencia con la realidad social del país. La constante programación de estrenos en los teatros y cines nacionales habría permitido extender el modelo de modo de ver presente en la época propuesta, donde la práctica de la crítica permitió reconstruir una cierta estructura intelectual, cultural y emocional, a partir de las apreciaciones y orientaciones ofrecidas por los críticos.  Estos “modelos de crítica”, se reconocen articulando a los sujetos y sus prácticas, con los textos y discursos específicos de la crítica cinematográfica. (Salinas y Stange, 2011)
La influencia de la crítica cinematográfica sobre el modo de ver y la valoración hacia ciertos elementos presentes en las películas de la época, se deja instalada a partir de levantamientos del oficio de la crítica, por parte de quienes reconocen la necesidad de concretar mejores condiciones para el desarrollo de la industria nacional.Esto, con el fin de masificar el entendimiento hacia la creación cinematográfica con otras plataformas;o para constituir un conjunto de prácticas y discursos que se entreteja con otras con mayores debates, mejor formación y una preocupación por recuperar la producción nacional, que en esa época era inexistente,  en donde todos se vieran beneficiados: productores, realizadores, críticos y espectadores. (Salinas y Stange, 2011)
Dentro de nuestras posibilidades hemos sido capaces de caracterizar el modo de ver de esta época, reconociendo cierta particularidad presente en los ensayos y críticas, específicamente en Gladys Pinto, así como el grupo de críticos compuesto por Sergio Salinas, José Román, Héctor Soto y Héctor Balic. Existen ciertos rasgos característicos de cada autor de críticas, en cuanto a sus estrategias y operaciones, al momento de componer el discurso crítico. Entonces,se ha intentado conectar el modo de ver con el contexto político, ya que en esta investigación se propone que las características más relevantes presentes en una época histórica determinada estarían correlacionadas por la política presente en el modo de vivir, de pensar y de producir, y la crítica no puede estar ausente de esto.
Aunque no fue posible detectar censura explícita, sí se detectaron testimonios de los mismos críticos que aludían a la responsabilidad de las distribuidoras, y de la censura del consejo cinematográfico en permitir o no que entrasen películas a Chile; la censura no estaría en los críticos sino en los organismos responsables de aprobar el paso de películas a Chile. Existía por lo tanto censura en el mercado y en la distribución del cine, pero no en la crítica, todo en desmedro de la cultura cinéfila, pues se optó por el comercio o circulación de películas políticamente correctas, o económicamente provenientes de los países con los que el régimen militar mantenía relaciones. Sin embargo es necesaria la aclaración de la no aparición regular de evidencias implícitas que nos indiquen puntos de vista u opiniones sobre la realidad nacional. Más bien es la constante “no referencialidad” la que destacamos, ya que sistemáticamente,al parecer,se debieron obviar las circunstancias que rodeaban a la realidad chilena y latinoamericana del periodo. No obstante,existieron posturas ideológicas- aunque no directas y sin poner en riesgo sus integridades -, trataban de hacer frente a la nula preocupación del gobierno de los militares respecto del desarrollo de la industria nacional y también en forma de defensa del rol del crítico de cine, quien se posicionaba como sujeto orientador de la mirada, rescatando obras que sin esta complementación analítica hubiesen desaparecido, avasalladas por el poderío de la industria norteamericana y la hegemonía cultural tan protegida por la Dictadura. Sin embargo, la crítica en Chile pudo en cierto grado contrarrestar esta corriente y se volvió una oportunidad para cuestionar los discursos políticos hegemónicos, arrojándose a la difícil tarea de evidenciarlos a través de los procedimientos formales propios del lenguaje cinematográfico. (Lathtrop, 2012)
Para finalizar ejemplificaremos con lo publicado el día domingo 15 de octubre de 1978 en uno de los segmentos del suplemento Cinevisión, una columna titulada: “La crítica y los espectadores. ¿Es necesaria la crítica de cine? ¿Influye en el gusto del público?  Esta columna escrita por Héctor Balic se planteó como una defensa del rol y la función que cumple el crítico de cine al momento de orientar a los espectadores en tomar decisiones, quienes la mayor parte de las veces se ven muy influenciados por la propaganda abusiva por parte de la industria norteamericana:
La sorprendente, y saludable, permanencia en la cartelera de Amantes, del realizador Claude Goretta, parece revelar que, después de todo, el papel de la crítica cinematográfica en nuestro país está comenzando a ser comprendida por el espectador. Ese notable filme tuvo, desde un comienzo el respaldo abrumador y unánime de la crítica. (… )La película se estrenó con un título bastante desabrido, totalmente desvinculado del original La dentelliére (La encajera) y su “lanzamiento” no fue preparado adecuadamente por los exhibidores criollos. Le tocó a la crítica crear el marco de referencia necesario. El público se interesó por el producto y, con el paso de los días, le ha ido entregando el respaldo que la película merece. En medio de la majadera publicidad a favor de pirañas asesinas, melodramas destemplados tipo Más allá de la medianoche y mediocres producciones eróticas, los espectadores se han interesado por esta rara joya fílmica, ejemplo de talento y pudor narrativo. (H.B. La Tercera, 15/10/1978, p.50)
Se destaca el rol de la crítica y se pone en evidencia por parte del autor que no es tal ese carácter superfluo que se le ha intentado dar por parte de la industria, ya que ésta carga sobre sí con la responsabilidad de orientar al público. Aunque se reconoce que no siempre se produce este encuentro entre el crítico y la sensibilidad masiva:
Contundentes bodrios suelen robustecer las taquillas, distanciando al consumidor cinematográfico del área del buen cine. Tampoco la crítica es, a veces, coincidente en sus gustos y apreciaciones, lo cual no desvaloriza su influencia ni  su prestigio, sino que, por el contrario, reafirma su propia naturaleza. (Ídem.)
Se reconoce, entonces, por parte de la práctica directa del crítico que existen algunas coincidencias como también disparidades que son lo que sostiene a la crítica como un fenómeno complejo, cuyos múltiples factores para abordarla refuerzan la misión de orientar o polemizar para colocar la atención sobre los valores del cine. Finalmente, este pequeño manifiesto sobre la función del crítico nacional, si bien intenta agradecer el pequeño espacio que se les tiene aún considerado en este medio impreso, expresa la falta de revistas especializadas.
(...) el peso y la influencia de la crítica han ganado importantes puntos gracias a una más seria y responsable visión del cine. El  público sabe que puede contar con la crítica al momento de decidir entre ver una película u otra. No importa que a veces no se produzca una coincidencia plena. Lo fundamental es que la crítica tenga una sintonía, aunque remota, con el gusto y el placer de los espectadores (Ídem.)
Gladys Pinto, a propósito del estreno de una de las pocas películas chilenas realizadas en el período, “A la sombra del sol” de Silvio Caiozzi y Perelman, desarrolló algunas consideraciones fundamentales que explicarían la decadencia del cine chileno:
a. No existe el cine chileno como estructura estable, b. El cine, en cualquier país del mundo, básicamente es una industria, c. A la mayoría de los chilenos no les interesa ni le gusta ver películas nacionales. Cada cierto tiempo se habla del “nacimiento del cine chileno” o de la “gran película del cine chileno”… Lo cierto es que estas apariciones temporales de actividad fílmica no prosperan por múltiples razones, especialmente económicas y los pocos “deportistas” del cine que de algún modo se arriesgan, saborean el gusto dulce-amargo de haber mostrado su creación y que después de ellos no pase nada…(G.P. La Tercera, 08/01/75, p.37)
Lamentablemente en esos años ya se tenía cierta certeza sobre la realidad de los gustos implantados y creados en el público nacional y, de no existir una productividad que lograse dar más alternativas de elección a los espectadores, nunca se instalaría una necesidad general en base a las sensibilidades masivas. Se implementó una actitud negativa frente a las realizaciones del cine chileno, y cuando se cortó con su financiamiento y estímulo no hubo formas de no rechazarlas al compararlas con las grandes proyecciones foráneas. Sin embargo la colectividad nacional no consideraba la forma casi primitiva, por la pobreza material,  en que debían filmar aquellos cineastas que podían romper el cerco.
Aunque penosa, la verdad es que el público nuestro siempre está en la línea de exigir “la gran película chilena”, esa obra de arte que vaya de inmediato a competir a un festival de cine… Y que, por supuesto, gane el primer premio. Después de años de inactividad o producir una o dos películas al año, desgraciadamente no hay sensibilidad popular para estimular al verdadero “nacimiento y desarrollo del cine nacional. (Ídem.)
Se reconoce en esta columna, entonces,la propuesta de que deberá existir inevitablemente una infraestructura para que se puedan hacer películas en Chile, aunque sea modesta, ya sea con capitales particulares o estatales, que posibiliten la realización de obras y permitan evitar sobrepasar los costos de producción. La justificación para esta postura ideológica es que con una mayor  realización de filmes existirán a la vez más posibilidades de contar con cintas de calidad, ya que es imprescindible que técnicos y artistas ejerzan continuamente sus aptitudes.

Autores: Ricardo Aqueveque y Fabián Moraga (Licenciados en Comunicación Audiovisual. U de Chile)


GLADYS PINTO (Q.E.P.D)
Referencias bibliográficas
Ábalo, Consuelo... [et. al] (2005). Análisis de la crítica de cine en diarios, revistas y medios electrónicos en Chile /Tesis conducente a grado. Universidad de Chile
Aliste Corvalán, Paula et al. (1998) La estética de la literatura y el cine, en la crítica periodística. Tesis para optar a grado académico. U de chile. Escuela de Periodismo
Lathrop, Andrea. “Crítica e Ideología: Transformaciones en torno a lo Político de los autores”. La fuga. Obtenido el 15 de mayo de 2012. <http://www.lafuga.cl/critica-e-ideologia/506>
Stange, Hans y Salinas, Claudio. (2011). “Modos de ver el Cine: Propuesta para la producción de ‘modelos’ de Crítica.” Centro de Estudios de La Comunicación, Universidad de Chile.


Crítica a “Estética de la Imagen” de Humberto Zaccareli.

El desarrollo de la cultura por medio del arte y la estética en relación con la formación cinematográfica.
            El hombre, como sujeto creador, se desarrollaría en un proceso ascendente de perfeccionamiento, en donde la educación y el arte tienen un rol trascendental. Puesto que el arte no es un fenómeno aislado, ya que la obra de arte es un producto que se nutre de la sensibilidad del hombre inserto en su contexto, así también el educador, inserto en este contexto, cumple el rol de generar el redescubrimiento de sus alumnos hacia los valores representados por el arte, logrando con esta formación educacional hacer captar la belleza hacia modos integrales a través de una adecuada comprensión de los símbolos y la transfiguración artística.
            A través del aporte del artista como educador, o formador cinematográfico particularmente, se buscaría recobrar la sensibilidad de los estudiantes hacia los valores estéticos para combatir la mediocridad de las imágenes que se masifican y naturalizan a través de los medios de comunicación, como el cine comercial y la televisión de mercado, que dejan de lado la formación de los valores de la belleza. Se recomienda por ende una educación integral que considere al arte, la estética y la ética, dentro de sus programas para la comprensión axiológica de los valores trascendentales y de ese modo tomar conciencia de la influencia de la cultura en la vida de los individuos y su relación con el arte.
            Por ende la relación entre arte y cultura implicaría la necesidad de generar los estímulos necesarios en niños y jóvenes estudiantes, motivando la creación en sus diversas expresiones junto con el incentivo hacia el estudio de los diferentes factores que constituyen la Obra Artística o cinematográfica, enfrentando de este modo al estudiante hacia el descubrimiento de la belleza. Se entiende entonces a la cultura como un fenómeno dinámico, activo y renovado, donde el hombre cumpliría un rol fundamental de creación, considerándose como un concreador que conoce, aprovecha y respeta a la Naturaleza.
            Esta concepción altamente humanista se fundamentaría en la existencia de un "creador supremo" de la naturaleza que rodea al conocimiento del hombre y su creación a través del tiempo y del espacio. Se denomina cultura entonces al proceso de humanización del hombre que se realiza mediante la vivencia y el conocimiento de la cultura emulando al creador de la belleza natural. De este modo, la capacidad de valorar la belleza en la obra de arte cinematográfica dependerá del grado de cultura alcanzado por el individuo para trascender y perdurar en su existencia etérea, según una capacidad abstracta denominada espíritu. Pues el sujeto creador se realiza a sí mismo creando algo y buscando siempre en la naturaleza la belleza para re-crearla y de ese modo extasiarse en su contemplación. Esta  inspiración artística (intuición) del hombre, más allá de la contemplación física, a través de su carácter unitario y permanente se ha desarrollado a través del tiempo para apuntar hacia la armonía, (principio universal), donde todos los elementos constitutivos concurren armónicamente a un propósito o finalidad unificadora.
            La educación y la formación integral, particularmente en la disciplina del cine, sería la base para la intuición creativa ya que la culturización permite al ser entender la obra (lo que significa, transmite y transfigura), posibilitando la preparación del sujeto para recibirla. La importancia de la cultura  y de la situación histórica (su contexto) se presenta del mismo modo cuando el hombre cuenta con el goce estético, que produce placer al momento de la captación de lo bello, perdurándose un goce o satisfacción a ser evocado en otro momento, en forma de imaginación, propiciada por la captación de lo bello para entender lo que representa  un símbolo o imagen en su contenido estético, espiritual y universal.
Ya que la progresión lógica del artista transfigura la naturaleza, no sólo mediante conceptos, pues también concrea, da a las cosas creadas una nueva significación, un valor universal que elevaría al hombre, dignificándolo cuando se une espiritualmente con los otros, como forma de ser parte de la armonía del cosmos. Esta consideración teologista-humanista considera que la obra de arte debe entenderse como la visión que se introduce por sobre las líneas y los colores, para profundizar en la forma y en el espacio
            El arte, manifestación expresiva del ser, une lo abstracto con la sensación, el sentimiento con la idea, pero cuando el arte rebaja su entendimiento sólo a las sensaciones y los estímulos sensoriales se vuelve arte instintivo o conceptual. En el cine muchas veces se olvida que además del exterior, deben estar las experiencias presentes en el mundo interior de las que se nutre la sensibilidad del creador. De este modo se va  transformando la dimensión vivencial artística del hombre más allá de la observación directa, madurando la experiencia trascendente en la encarnación de la Obra en la percepción interior. De esta manera la capacitación del educador evitaría las meras apreciaciones sentimentales y subjetivas, alejándose del sentimentalismo. Para identificar los sentimientos humanos particulares de cada obra (sentido de universalidad), los formadores deben contar con una preparación estética para entender la esencia axiológica de lo bello. Por lo mismo quien cumpla la función formativa debería experimentar también la creación.

            La armonía que se trata de compartir a través de la enseñanza artística en la praxis debiera reunir los aspectos técnicos, estilísticos, con los contenidos estéticos de la obra, (la transfiguración y los símbolos) pues la encarnación en los símbolos estéticos hace entender el contenido no  manifiesto que permanece velado a la primera impresión. Pues sólo la operación constante e intencionada provocaría que la intuición axiológica se desarrolle y así se evitaría la desfiguración hacia la publicidad o propaganda en la misma cinematografía que se ha instalado como pragmatismo al servicio de propósitos comerciales antiestéticos.