domingo, 24 de noviembre de 2013

Dexter y Miami: hombres justos e injustos de La República contemporánea.


Dexter es un personaje perturbado, dueño de una perversión única que lo hace destacarse por su inteligencia y frialdad. Se presume que  su vida ha estado desde su infancia marcada por la violencia. No lo sabemos, pero sus padres al parecer tuvieron una muerte violenta y él tuvo algún grado de participación en los hechos, quizás como testigo, quizás como la causa, pero lo que sí debemos creer es en la declaración de inocencia de Dexter.
A todas vistas él es un psicópata desadaptado en la sociedad, posee una fijación patológica con los cuerpos  y más aun con la sangre. Quizás su trabajo como forense lo ayude a desarrollar su enfermedad. Pues al parecer se ha convertido en una cierta vendetta  sádica.

Pero bien, este tipo de sujetos no tendría cabida en el ideal platónico de un estado justo y sano, por ende corresponde analizar el porqué este comportamiento queda excluido de lo ideal. Para Platón, en palabras de Sócrates, existen cuatro virtudes irrenunciables y que los hombres deben poseer para ser hombres justos y de razón; la prudencia, el valor, la templanza y la justicia. Estas virtudes son constituyentes así mismo de los individuos como de las comunidades, por ende el carácter que se le atribuye a una sociedad es el resultado de lo que son sus integrantes.

El caso de Dexter se aleja bastante de esta situación pues se puede apreciar que aunque él aparentemente se considere un tipo de justiciero, sus actos enfermos demostrarían injusticia y discordia. El concepto de bien y mal en Dexter es confuso, se le construye como un sujeto que desde niño busca saciar ese tipo de hambre matando a seres vivos. Además es interesante destacar que ante los cuestionamientos de un padre, de un mismo modo, igual de perturbado que él, declarará Dexter que aún no comete muertes contra humanos por no afectar a sus padres. Hasta ese momento no comete esos crímenes por respeto a sus padres.

Ante la enfermedad de Dexter cabría esperar, según Platón, que no existiesen por su parte deseos de vivir pues está enfermo el cuerpo al igual que el alma. El modelo de degeneración de Dexter puede ser reflejo de este Estado enfermo que a cada momento se recalca como tal. Al parecer Miami es un Estado ideal para que los hombres enfermos perduren en el.

Por otro lado, Gorgias le declara a Sócrates que la retorica se ocupa de lo que le concierne a las cosas justas e injustas. Por ende para Sócrates el orador debe saber qué es y no es justo, entonces el que sabe lo justo actuará de forma justa. Así si el orador es injusto porque su maestro no le enseñó la justicia, el maestro será culpable.

Esta es la naturaleza al parecer del padre de Dexter, quien sabiendo lo que podría a llegar a ser su hijo no lo detuvo y más aun, lo incentivo a perfeccionarse. Para Sócrates es peor hacer injusticia que recibirla, por ende lo justo y bello es pagar la pena mientras que condenar un castigo es justo y bueno.


Se dirá entonces que es más feliz el justo y luego vendría quien por haber cometido una injusticia ha pagado su culpa. Para Calicles lo justo por naturaleza es que el mejor sea también el más poderoso y fuerte, el mismo que hará las leyes. Pero para Platón, la sociedad, la multitud, es más fuerte y poderosa que el más fuerte de los hombres, por eso las leyes de la sociedad son las mejores. Para Platón es preferible precavernos de cometer injusticias que de recibirlas pues si llegamos a cometer algo malo debe ser castigado pues el castigo es algo justo y bello.

Cuando existe un  conflicto entre la razón y algún apetito, en este caso, el deseo de matar, (casi como la expresada hambre de un alma pervertida) no se inclina por la razón. La unidad del alma del sujeto equilibrado debiera definir las virtudes con el individuo del mismo modo que fueron aplicadas en el Estado.
Porque la justicia consiste en que cada facultad se cumpla en el alma del justo con la función que le ha sido asignada. Por ende la injusticia será el no cumplimiento de las funciones adecuadas y propias. Así, justicia es armonía y salud del alma.


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