domingo, 24 de noviembre de 2013

Contra la industria cinematográfica. Hacia una revolución cultural y política.

"El objetivo del neo liberalismo es aplicar una política económica
basada en el funcionamiento flexible del mercado. 
Considera que deben eliminarse todos los obstáculos
 que afecten a la libre competencia, 
 concibe al mundo como un gran mercado en el que
 se puede competir en igualdad de condiciones,
 con tipos de cambio flexibles,sin protecciones
 ni estímulos para los productores."
 (Víctor Fajardo Valenzuela, Socialismo neo liberal.
 La nueva burguesía criollap. 5 ,
Viña del mar,  2006,  Alba Producciones, )



La creatividad en nuestra época ultra tecnologizada aún vive en los realizadores y ahora se puede desarrollar a través de redes sociales un poco más democráticamente distribuidas. Sin embargo no se les da a estos realizadores independientes el merecido crédito y la justa valoración por su producción, pero se entiende que para lograrlo es necesario mejorar y preservar los modelos de distribución, y acabar con las estructuras capitalistas imperantes, creando instituciones abiertas, transparentes y de pares, como aquellas que con Internet y otras redes sociales se han desarrollado a nivel mundial.

Si no se acaba  con las estructuras capitalistas por medio de una revolución cultural, política y social, seguirán imperando como en  la actualidad las amenazas tecnológico-legales que intentan  clausurar la cultura liberada y restringir las formas de libre expresión intelectual. Por esto es necesario desarrollar un marco analítico critico, de acción directa en la creación audiovisual, dentro de las plataformas tecnológicas, que pueda identificar y alertarnos de las amenazas que siguen surgiendo. 

Compartir la producción y la creación audiovisual es algo vital y muy constructivo para los realizadores como para la sociedad toda porque es necesario separar tajantemente la engañosa confusión entre el cine y la industria cinematográfica.

La industria que financia, distribuye, promueve y exhibe películas, no son cineastas. Ellos están sólo interesados en permitir las producciones siempre y cuando los cineastas mantengan la formas que no contradigan sus imposiciones.

Se hace imprescindible generar una fuerte voluntad de luchar y una inclaudicable consecuencia a favor de la liberación de la cultura para construir sociedades más libres, abiertas, inclusivas, diversas, equitativas, democráticas y justas. Como la necesidad de construir espacios abiertos y comunitarios de producción de conocimiento técnico que nos ayuden a pensar las bases y orientar las estrategias que nos guíen en la lucha  por la liberación de la cultura.

Para concretar estas intenciones debe generarse un cine que se convierta para las realizaciones audiovisuales en un gran vehículo articulador con la percepción de la realidad, para que la gente, a quien se le ha privado del conocimiento liberado, pueda desarrollar sus intereses culturales.

Se debe dar acceso a todos aquellos que no encuentran en las salas comerciales o en la televisión sus verdaderos intereses. Por lo mismo, hay que llevar a la realidad aquellas obras audiovisuales que la dinámica de la industria teme crear. Porque la industria del cine ha estado conspirando por quitarle a los espectadores el derecho que todos tienen sobre el cine, su libre percepción y su realización. 

Desde la consciencia de que el futuro será construido por nuestras acciones políticas y convencidos de que esta capacidad, derecho y responsabilidad, deben quedar abiertas también para las generaciones futuras. Las que  a su vez contribuirán a la conformación de un movimiento global que proteja la libertad de expresión, la libre circulación de la información, el desarrollo de las artes, la diversidad cultural en todas sus formas y el libre e igualitario acceso al conocimiento.

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