En la
modernidad se han constituido comunidades mayoritariamente urbanas, donde
existiría una amplia oferta simbólica y heterogénea, renovada por la constante
interacción de lo local, con redes de comunicación nacionales y
transnacionales, modificando los vínculos, por ejemplo, entre lo privado y/o
público, diferenciándose cada vez más de las sociedades clásicas, aquellas
comunidades que se encontraban dispersas con culturas tradicionales, locales y
homogéneas.
Cuando la
sociedad posmoderna instaló el modelo neoconservador como estructura económica por excelencia en la
mayor parte del mundo, el consumo se transformó en un factor determinante en la
sociedad y en los grupos que se dan dentro de ella. En el caso de los gobiernos
latinoamericanos de política neoconservadora, en economía y cultura, se han generado
efectos sobre los ciudadanos, volviéndolos clientes,
"público consumidor", reestructurándolos, pasando de ser usuarios
del espacio público a ser usuarios de las tecnologías electrónicas.
Si bien el
uso del espacio público, como uso masivo de la ciudad para la vida política, se
ha reducido, se nos presenta constantemente la emergencia de múltiples
reivindicaciones ciudadanas, ampliada por el crecimiento cultural que reclama
por cambios en la calidad de vida, presentándose un espectro de organismos
diversos: movimientos urbanos, étnicos, juveniles, feministas, de consumidores,
ecológicos, etcétera, que cuestionan el modelo naturalizado. Por ende, la
movilización social, cuya eficacia dependería de la reorganización del espacio
público, así como la estructura de la ciudad, se ha fragmentado
en procesos cada vez más difíciles de totalizar.
Ante esta
situación García-Canclini redefinió la concepción que históricamente se ha
tenido sobre el concepto de consumo, para
revalorizarlo como un componente que aportaría a la formación de identidades en
las comunidades. Lo mismo hizo con el concepto de hibridación entendido como intercambio
cultural, ya que planteó que “no se puede apelar a un tipo de identificación
diferenciadora, pues se debería profundizar más en la noción de grupos de
pertenencia”, aclarando que ya no sería necesario que la identificación valiese
sólo dentro de un grupo cerrado, sino que sería más fácil, en esta sociedad
globalizada, sentirse relacionado con otros grupos de otros lugares, ya no
determinados por rasgos como la lengua o la cultura nacional, sino por rangos
de edad, moda, gustos musicales, rango social, entre otros actores. Pues las
hibridaciones no permitirían ya vincular por ejemplo, rígidamente las clases
sociales con los estratos culturales. (García-Canclini,
García-Canclini
propuso ver los aspectos comunes entre las comunidades, pues en un mundo
globalizado y mediatizado, serían las relaciones que se producen entre ellas
las que generarían identidad, en el proceso de la hibridación, pues la apropiación de
características de otros grupos consigue que, finalmente, nada sea propio y que
todo sea común. Así como el consumo serviría para definir esta integración a
grupos más transversales, globalizados, que al seleccionar un determinado objeto
va identificando al sujeto con su grupo de pertenencia, los criterios de
selección y apropiación tendrían que ver más con la distinción y diferencia que
genera una identidad y este ejercicio del sujeto lo transformaría en un ser
racional.
De modo que la
apropiación múltiple de patrimonios culturales abriría posibilidades originales
de experimentación y comunicación, con usos democratizadores, promoviendo la creatividad
y la innovación. Se reproducirían además estructuras conocidas que coexistirían
revelando que las interacciones de las nuevas tecnologías, con la cultura
anterior, generarían un proceso mucho mayor del producido o manejado. El
simulacro pasa a ser una categoría central de la cultura. Ya que no sólo se
relativiza lo auténtico, pues quienes
viven en lo intermedio, en la frontera, "en la grieta entre dos
mundos", deciden asumir todas las identidades disponibles. Es por
esto que las hibridaciones propondrían que todas las culturas pueden
considerarse de frontera.
Las migraciones multidireccionales son un
factor que relativizaría el paradigma binario dualista en
el análisis de las relaciones interculturales. La Internacionalización latinoamericana se acentuó en las últimas décadas cuando las
migraciones no sólo abarcaron a escritores, artistas y políticos exiliados, sino
a pobladores de todos los estratos. La deslocalización de los productos
simbólicos por la electrónica y la telemática, el uso de satélites y
computadoras en la difusión cultural, también impiden seguir viendo
los enfrentamientos de los países
periféricos como combates frontales con naciones geográficamente definidas.
Esto quiere
decir que la hibridación en este sentido se opondría fundamentalmente a los que
asumen las tensiones entre desterritorialización y reterritorialización como procesos
de pérdida de la relación “natural” de la cultura con los territorios y relocalizaciones
territoriales parciales, de las viejas y nuevas producciones simbólicas. Puesto que los
cruces entre lo culto y lo popular volverían obsoleta la representación dualista
entre ambas modalidades de desarrollo simbólico, relativizando
la oposición entre hegemónicos y subalternos, planteada como conjuntos
totalmente distintos y siempre
enfrentados.
Ya que si
bien la desigualdad, concepto base entre quienes sostenían la teoría de la
dependencia, se ha mantenido vigente en algunos
de sus planteamientos, han surgido en épocas posteriores nuevos procesos, produciendo otras
transformaciones económicas y políticas, que están dando una estructura
distinta a los conflictos,
pues se conjugarían ahora la descentralización de las empresas, la
simultaneidad planetaria de la información, y la adecuación de ciertos saberes
e imágenes internacionales a los conocimientos y hábitos de cada pueblo.
Los paradigmas clásicos con que se explicara la dominación serían
incapaces para García-Canclini para dar cuenta de la diseminación de los
centros, la multipolaridad de las iniciativas
sociales o la pluralidad de referencias, ya que “el incremento de
procesos de hibridación vuelve evidente que captamos muy poco del poder si sólo registramos los enfrentamientos y las
acciones verticales”.
Garcia- Canclini, Nestor
(1995) Consumidores y ciudadanos. Grijalbo. Mexico DF
Garcia- Canclini,
Nestor (2001) Culturas Hibridas.
Paaidos. Buenos Aires
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